Tácticas usadas en el ataque naval
a una fortaleza costera durante el siglo XVIII

por José Luis Terrón Ponce

Hemos podido ver en diversos documentos del siglo XVIII, como siempre que se asediaba una fortaleza cercana al mar, el principal ataque se realizaba por tierra abriendo trinchera y construyendo las paralelas clásicas del sistema Vauban. Sólo en un caso æen el del sitio de Gibraltar de 1782æ el ingeniero francés D´Arçon pretendió dirigir el ataque principal al Peñón por mar, utilizando para ello las famosas baterías flotantes de su invención.

    Estos ingenios proyectados por el ingeniero, tenían la intención de colocar frente a la fortaleza inglesa una linea de fuego que tuviera, prácticamente las mismas carácterísticas que una paralela terrestre. De hecho se construyó un blindaje en los buques y se les dotó con cañones de sitio de 24" en el costado de babor, para lo cual y debido a su enorme peso, hubo que colocar un lastre en el costado opuesto.

    La pregunta que se hace un observador profano en la actualidad al consultar el pro-yecto d´Arçon es la siguiente ¿qué diferencia tenían las baterías flotantes respecto a un navío de guerra de entonces y porqué no e utilizaban éstos sin tener que construir aque-llas?

    La pregunta, lanzada desde hoy en día es obvia: estamos acostumbrados a contem-plar el ataque naval de modernos buques de guerra cuyos potentes motores les dan gran movilidad. Pero, evidentemente, la propulsión a vela utilizada en el siglo XVIII tenía otros e importantes condicionantes, hasta el punto que éstos impedían a un buque de guerra bombardear con éxito uan fortaleza naval, al menos formando la parte principal del ataque. Veamos a continuación porqué.

    Los cañones navales, de menor calibre que los de sitio o fortaleza, destinados a combate en el mar entre navíos, no eran eficaces contra las defensas costeras, porque no podían disparar con eficacia sin acercarse a menos de 300 toesas (1 toesa= 1.9 m.) del blanco para batir en brecha y al no llevar los buques ninguna suerte de blindaje podían ser facilmente alcanzados, máxime cuando los defensores de tierra dispusieran de la temible bala roja que era un proyectil calentado al rojo en un hornillo ad hoc y lanzado contra el velamen del buque enemigo que se incendiaba. Además, el cabeceo de la nave no permitía apuntar con eficacia y todo lo más disparar al azar, causando escaso daño. Tengamos en cuenta que el principal objeto del bombardeo a una fortaleza era batirla en brecha, por tanto acertar en el mismo lugar repetidas veces hasta abatir el muro por el procedimiento que Vauban denominaba de las ranuras. Por todo ello los sitios formales a fortalezas, aun las situadas cerca del mar, se realizaban por tierra.

    No obstante, existían algunas embarcaciones especializadas en el ataque naval, cuyas características permitían acercarse al blanco, bombardearlo y que el enemigo tuviera escasas posibilidades de batirlas. Nos referimos a la bombarda y la galeota. La bom-barda era un buque de dos palos de vela cuadrada que montaba cuatro morteros por banda y dos mas colocados en proa y popa respectivamente. La galeota lo era de tres palos, aparejada de vela latina y cargada con tres morteros en cubierta. El acercamiento de la galeota a una posición de tiro la realizaba a remo, para lo que contaba con dos hi-leras de remeros como la galera.

    La táctica que empleaban estas dos embarcaciones consistía en lo siguiente: los ca-ñones de 24" situados en una fortaleza costera tenían un alcance por elevación (tiro pa-rabólico) de 2.250 toesas y de punta en blanco (tiro tenso de puntería directa) de 300 a 400. Estos cañones utilizados para tiro naval sólo eran eficaces en el segundo caso, puesto que en el tiro por elevación un blanco móvil y pequeño como un navío resultaba muy difícil de alcanzar. Quiere esto decir, que todo buque fuera del alcance del tiro di-recto y armado de morteros, podía hacer un estrago entre los defensores a 500 o 600 toesas, si tenemos en cuenta que el mortero tenía un alcance máximo por elevación de 1200. Evidentemente este ataque era de diversión y estaba siempre subordinado al prin-cipal, que se realizaba por tierra con cañones de sitio de 24" batiendo en brecha.

 

José Luis Terrón Ponce